¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero!
¡Pero cuestan tanto! (Groucho Marx).

domingo, 18 de enero de 2009

RESUMEN CAPITULO 4 DEL SWEEZY: PLUSVALIA Y CAPITALISMO

En contraste a la producción simple de mercancías, sistema en el que todo productor es propietario de sus medios de producción y trabaja con ellos, en el capitalismo la propiedad de los medios de producción corresponde a una parte de la sociedad mientras que la otra desarrolla el trabajo. Si consideramos mercancías tanto a los medios de producción como al trabajo, podemos decir que ambos son objeto de cambio por lo que poseen valor de cambio. Esto nos lleva a decir que tanto las relaciones entre los propietarios de los medios de producción como las relaciones entre propietarios y no propietarios (trabajadores) son relaciones de cambio, es decir, que el trabajo se puede comprar y vender como cualquier otra mercancía y esto es una característica específica del capitalismo.

En la producción simple de mercancías, el productor vende sus mercancías con las que obtiene dinero que invierte en compra otras mercancías que necesita y que son distintas de las primeras, por lo que el esquema sería M-D-M (M=mercancía, D=dinero), en el que la mercancía originaria es distinta a la mercancía final. Sin embargo, en el capitalismo el propietario de los medios de producción o capitalista acude al mercado con dinero con el que compra mercancías que utiliza en su proceso productivo para crear un producto que vende de nuevo en el mercado, es decir, que lo cambia por dinero. El esquema del sistema capitalista sería D-M-D en el que el dinero es el principio y fin del proceso productivo. Hemos visto que el fundamento racional en el proceso de producción simple de mercancías es el de obtener una mercancía distinta a la que se posee en un principio, pero en el capitalismo, como el dinero es cualitativamente homogéneo, el único fundamento racional sería el que el dinero obtenido después del proceso productivo sea mayor que el que se posee en origen. El esquema correcto sería D-M-D’, en el que D’ es mayor que D. La diferencia entre D’ y D es el incremento de dinero obtenido tras el proceso productivo y lo que Marx denomina plusvalía. El objetivo del capitalismo es pues repetir este proceso productivo con el fin de obtener ganancias de forma interminable de manera que el capitalista pone dinero en el mercado para incrementarlo una y otra vez.

Cuando el capitalista acude al mercado para comprar la mercancía “fuerza de trabajo” lo que hace es comprar la capacidad de trabajo de un obrero durante el periodo de tiempo necesario para la producción. Pero, ¿cual es el valor de la fuerza de trabajo? Para Marx, el valor de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de subsistencia necesarios para el mantenimiento del trabajador o, lo que es lo mismo, el valor de las mercancías necesarias para la manutención y las necesidades del trabajador, unas necesidades que varían dependiendo de las condiciones físicas, climáticas e históricas de un país.

De esta forma, se nos plante la cuestión del origen de la plusvalía, es decir, ¿en qué momento se crea la plusvalía dentro del proceso productivo? Parece claro que esta plusvalía no la generan ni los materiales incorporados al producto ni los edificios ni las máquinas usados en el proceso productivo ya que éstos transfieren su valor al producto final pero nada lleva a suponer que le aportan más valor de lo que ellos mismos poseen. Por lo tanto, es sensato pensar que la plusvalía es incorporada por la fuerza de trabajo, pero, ¿de qué forma? El capitalista compra fuerza de trabajo por un periodo de tiempo por el que paga un salario equivalente al valor de los medios de subsistencia del obrero. Pero en ese periodo de tiempo, el trabajador añade a la producción, además del valor suficiente que compensa sus medios de subsistencia, un valor excedente que el capitalista toma para si y que no se refleja en el salario. De este modo, la jornada de trabajo se puede dividir en dos partes: trabajo necesario, que es remunerado mediante el salario; y trabajo excedente, cuyo producto va a parar al capitalista en forma de plusvalía.

Por lo indicado anteriormente, el valor de las mercancías producidas bajo el capitalismo estaría formado por el capital constante (materiales y maquinaria usados en la producción) cuyo valor no se altera durante el proceso productivo, el capital variable (fuerza de trabajo) cuyo valor se ve alterado por la plusvalía que produce y la misma plusvalía. Así, podemos establecer que el valor de una mercancía se ve reflejado en la siguiente fórmula: c + v + p = valor total de la mercancía, donde c = capital constante, v = capital variable y p = plusvalía. Esta fórmula no sólo puede aplicarse a una sola mercancía sino que puede extenderse a la producción total de una empresa, de un grupo de empresas o aplicarse a toda la economía durante un periodo de tiempo. Cabe destacar que esta fórmula mostraría una versión simplificada de los balances modernos de las empresas capitalistas, en las que el capital constante sería el gasto en materiales más la depreciación de la maquinaria, el capital variable sería el desembolso en sueldos y salarios, la plusvalía sería el ingreso disponible para distribuir en dividendos o para su reinversión en el negocio y el valor total se correspondería con los ingresos brutos por ventas.

De la fórmula anteriormente expuesta se derivan algunas proporciones entre las que están:

- Tasa de Plusvalía: se trata de la proporción de la plusvalía respecto al capital variable y se representa con una p’, de forma que p’= p/v. La tasa de plusvalía es lo que Marx llama tasa de explotación y la define como la proporción de trabajo excedente respecto al trabajo necesario. La tasa de plusvalía es determinada por 3 factores: la duración de la jornada de trabajo, la cantidad de mercancías que forman parte del salario real y la productividad del trabajo, de manera que esta tasa puede elevarse aumentando la duración del día de trabajo, rebajando el salario real o aumentando la productividad del trabajo.

- Composición orgánica del capital: es la proporción del capital constante con respecto al capital total y la designamos con la letra o. Así, o = c/c+v. Esta proporción nos muestra la dimensión en la que el trabajo es provisto de capital constante (materiales, instrumentos y maquinaria) en el proceso productivo.

- Tasa de la ganancia: es la magnitud fundamental para el capitalista ya que muestra la proporción de la plusvalía respecto a la cantidad total de capital invertido. Se representa con la letra g y su fórmula es g = p/c+v. Con esta proporción se identifica la plusvalía con la ganancia, por lo que, para que sea una fórmula práctica, Marx entiende que no hay que destinar ninguna parte de la plusvalía a pagar la propiedad de la tierra, se supone que la renta de la tierra es 0. Otra suposición que realiza Marx respecto a la tasa de la ganancia es que todo capital tiene el mismo periodo de rotación, que es un año, con el fin de llegar al concepto común de tasa anual de la ganancia. Esto debe ser así ya que los periodos de rotación de los distintos elementos que forman parte del capital tienen periodos de rotación distintos y el capitalista se ve forzado a limitar y homogeneizar la inversión que realiza en capital durante un periodo de tiempo para calcular la tasa de la ganancia en ese periodo en base a la inversión realizada.
La ley del valor que defiende Marx se apoya en estas proporciones y supone que, debido a la fuerza de la competencia, las tres tienden a ser iguales en todas las industrias y todas las empresas, teoría que es poco sostenible cuando comparamos industrias productoras de mercancías completamente diferentes que debido a su naturaleza tienen composiciones de capital muy distintas y por lo tanto, es muy difícil que tengan iguales composiciones orgánicas de capital así como iguales tasas de plusvalía y de ganancia.

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